Dividides
A veces siento que como seres sociales que somos estamos obligades a pertenecer a algo, a ser de algún lado. Dividimos y separamos el mundo para poder pelearnos entre nosotres, para poder matarnos por estar de uno u otro lado. Suerte si naciste de este lado, y pobre si naciste allá. Nos dividimos como si fuésemos distintos cuando en realidad somos lo mismo y vamos hacia el mismo lugar. Con algunas diferencias pero todes tenemos huesos, carne y piel con los que habitar. Todes sentimos, lloramos y reímos; y le que diga que no lo hace, miente.
¿Quién dice que hay que pertenecer? Si pertenecer es elegir un bando, entonces prefiero no hacerlo. Yo siento que soy de ningún lugar y a la vez soy de todos lados. Sólo soy un ser humano habitando este planeta, y el universo entero habita en mí. Soy todo y nada a la vez. Yo no quiero elegir bandos, simplemente habito acá mientras vivo mi experiencia humana, como todes. Entiendo que ser parte de algo es importante, pero ¿es tan importante dividirnos? Después de todo somos lo mismo.
Separamos el mundo entre amos y esclavos. Ya sé, la esclavitud ya no existe, pero se parece bastante. Trabajar, rompernos el cuerpo y la cabeza, regalar nuestro tiempo para que alguien más se llene los bolsillos. Siempre me pregunto en qué momento accedimos a esto, porque a mí nadie me preguntó si quería participar o no. ¿Acaso nuestra vida no cuenta? Pienso que si encarnamos en este planeta se suponía que veníamos a disfrutar la vida, no a rompernos el lomo para que unes poques la disfruten. Siento que estamos encerrades en este sistema que nos ciega y no nos deja mirar más allá, y tampoco queremos hacerlo porque no sabemos qué hay.
Este mismo sistema que nos enferma y nos droga para mantenernos funcionales. ¿Cuándo trabajar se volvió sinónimo de sufrimiento? Trabajar para llevar el pan a casa. Como si fuéramos robots. Trabajar para alimentarnos para seguir trabajando. Y así la vida se nos pasa, tratando de conquistar libertades en un sistema que nosotres mismes aceptamos y nos impusimos. Me encantaría saber cómo era el mundo antes de que esta rueda que gira sin parar se apoderara de todo.
¿Cómo serán nuestras raíces? ¿De dónde venimos? Conectar con la tierra, caminar descalzes, bailar. Ser libres. Bajarnos un rato de ese trompo loco que nos mantiene mareades. ¿Dónde estamos? ¿Qué buscamos? ¿Qué hacemos acá? Apropiémonos del mundo de nuevo, que es y siempre fue nuestro para disfrutar.
