Nuestro cuerpo
Quien no haya tenido problemas de autoestima que tire la primera piedra. Creo que todes y cada une de nosotres ha pasado alguna vez por esa crisis donde cuesta habitar el propio cuerpo. Es una de las cosas más feas sentirse incómode en tu propio cuerpo y esto es algo que entendemos todes. Y nos va a acompañar siempre, porque en la vida estas cuestiones van y vienen pero lamentablemente siempre están.
Ni hablar que en el mundo de hoy nos imponen estándares de belleza imposibles de alcanzar, pero va más allá de eso. Siento que nos acostumbramos a incomodarnos en el propio cuerpo, más que a tratar de alcanzar un estándar de belleza. Estar todo el tiempo con la cabeza en una, pensando en lo que comemos o dejamos de comer, en cuánto ejercicio deberías hacer. Y bueno. La realidad es que no hay dos cuerpos iguales, entonces ¿por qué tratar de parecerse a eso que en las pantallas nos dicen que es mejor? ¿Mejor para quién? ¿Según quién?
Si bien nuestro cuerpo es el instrumento que nos habilita a tener esta experiencia humana, - y, hablando desde lo personal, que no siempre se hace fácil de habitar - podríamos tratar de no quedar estancades mentalmente en ese nivel corpóreo y físico. Según mi experiencia no es tan fácil salir de esa situación cuando uno no se siente a gusto en su propio cuerpo; y ojalá pudiera decir que todo se soluciona mirándose al espejo y diciéndose cosas bonitas, ojalá fuera tan simple. En fin, que si después de trabajar esto logramos ampliar nuestra mirada creo que nos vamos a encontrar con que esta vida va más allá del físico, y que hay algo mucho mejor esperando a ser atendido.
Lo cierto es que no elegimos nuestro cuerpo, antes de venir al mundo nadie te preguntó si es el que querés. Creo que somos almas y el cuerpo es un envase que nos prestan para vivir esta experiencia humana. Y muy loco, pero nuestra vida en la Tierra dura lo que este dure, que después vuelve a la tierra para ser comida de gusanos (y hongos). El alma dura mucho más, hasta diría que es eterna. Siento que si pasamos todo el tiempo pensando en el cuerpo que nos gustaría tener, cambiamos el foco. Que no se nos pase la vida lamentándonos. Es algo muy difícil de aprender, pero deberíamos entender que lo que nos llevamos son los sentires, los aprendizajes, las alegrías y los dolores. Alimentemos el alma sin dejar de alimentar el cuerpo, y empecemos a disfrutar.
Propongo que aprendamos a relacionarnos con nuestro cuerpo más desde la aceptación y menos desde el rechazo. Yo todavía estoy aprendiendo, pero me atrevo a decir que ahí donde más duele habitarlo es donde más amor tenemos que darle. Aprendamos a agradecer a este envase contenedor sagrado que nos tocó por lo que nos habilita a hacer. Mis piernas que me llevan todos los días de acá para allá, mis manos que me permiten dibujar, y mi boca que me permite disfrutar la comida. Y ustedes, ¿qué le agradecen a su cuerpo?
Comments